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Cuando una pareja toma la decisión de poner fin a su relación definitivamente existen varias opciones de divorcio: de mutuo acuerdo o contencioso. Si hablamos del primer caso, se trata del procedimiento más rápido, sencillo y económico, bastaría con la presentación de la demanda y del convenio regulador. Este último documento debe detallar las medidas que regulan la guarda y custodia de los hijos, el régimen de visitas y estancias, las pensiones alimenticias y compensatorias y el uso del domicilio familiar.


Además, supone un abaratamiento de costes al permitir que ambos cónyuges actúen representados por un mismo procurador y defendidos por un único abogado. Ello no implica que cada uno pueda ir acompañado con su propio abogado para negociar las cláusulas del convenio regulador.


Hay que señalar que para llegar a un divorcio de mutuo acuerdo se debe cumplir un único requisito legal, tendría que haber transcurrido un mínimo de tres meses desde la celebración del matrimonio (artículo 86, en relación con el 81 del Código Civil). Sin embargo, existe una excepción, si se acredita que existe un riesgo para la vida, la integridad física, la libertad, la integridad moral o la libertad e indemnidad sexual de la parte demandante, de los hijos, o de cualquiera de los miembros del matrimonio, no habría que esperar ese periodo. En esta situación, ya no estaríamos hablando de un divorcio de mutuo acuerdo entre las partes.


Los cónyuges deben estar asistidos por un abogado en ejercicio, y deberán prestar su consentimiento ante el Letrado de la Administración de Justicia o notario. Además, los hijos mayores o menores emancipados deberán otorgar también su consentimiento respecto de las medidas que les afecten por carecer de ingresos propios y convivir en el domicilio familiar.


Esto no se aplicará si existen hijos menores, en este caso el divorcio de mutuo acuerdo  no puede tramitarse ante Notario, se debe realizar necesariamente en el Juzgado con Abogado y Procurador, interviniendo también el Ministerio Fiscal que velará para que los intereses de los menores queden suficientemente protegidos.




Documentación para divorcio mutuo acuerdo


En este tipo de divorcios los documentos que se deben presentar junto con la demanda son:


  • El certificado literal de matrimonio.

  • El certificado literal de nacimiento de los hijos.

  • Una propuesta de convenio regulador de acuerdo con lo establecido en la legislación civil o bien el documento donde se establezca el acuerdo final alcanzado en el procedimiento de mediación.



Convenio regulador y coste del proceso del divorcio de mutuo acuerdo


Se trata de un documento firmado por ambas partes que se regula en los artículos 81, 82, 83, 86 y 87 del Código Civil, que deberá contener los siguientes aspectos:


  • El cuidado de los hijos, el ejercicio de la patria potestad, el régimen de comunicación y estancia de los menores con el progenitor con el cual no vivan habitualmente.

  • Uso y atribución de la vivienda y sus enseres.

  • Las cargas económicas del matrimonio y la pensión de alimentos.

  • Si corresponde, la pensión compensatoria regulada en el artículo 97.

  • La liquidación de bienes gananciales del matrimonio cuando proceda.


El coste del proceso del divorcio de mutuo acuerdo variará según el caso concreto, dependiendo de las decisiones que se tomen con respecto a los abogados y a otras acciones.




Una vez firmado el convenio, ¿qué se debe hacer?


Se presentará el convenio junto con la demanda y los documentos en el juzgado de familia competente. El juez lo examinará comprobando que cumple todos los requisitos legales y lo aprobará dictando sentencia aprobando todas las medidas definitivas del proceso de divorcio.


No obstante, si hubiese hijos menores, será necesario el informe previo del Ministerio Fiscal, quien examina que dicho convenio no perjudique a los menores.


Los acuerdos de los cónyuges serán aprobados por el Juez salvo si son dañosos para los hijos o gravemente perjudiciales para uno de los cónyuges. De ahí que las propuestas puedan ser rechazadas por la Autoridad judicial a pesar del acuerdo previo entre la pareja.


Fuente: Legálitas

La crisis económica puede perjudicar la convivencia y frenar el deseo de ser padres

Todo indica, según los expertos consultados, que es más probable que los efectos del confinamiento hagan que aumenten los divorcios –provocados por la convivencia 24 horas al día, siete días a la semana– que no que se produzca un baby boom , motivado por la alegría tras recuperar la normalidad. “No existe una certidumbre clara, y menos aún sobre cómo será el futuro inmediato. Existen datos que apuntan que, tras acontecimientos traumáticos, la cifra de matrimonios, nacimientos y divorcios aumenta. Estos datos sugieren que un acontecimiento que amenaza la vida motiva a las personas a tomar medidas significativas en su día a día y en sus relaciones cercanas”, dice Alfredo Rodríguez, profesor titular de Psicología de la UCM. No obstante, estamos ante una situación inédita y “esta pandemia es algo desconocido en cuanto a que es algo persistente en el tiempo, y masivo geográficamente. Por lo tanto, aventurar lo que ocurrirá es incierto”, añade Rodríguez. Además, una vez superada la crisis sanitaria habrá que sumar la económica, por lo que Rodríguez se inclina a pensar que “veremos un aumento en los divorcios como resultado del estrés de estar confinados con nuestros cónyuges tanto tiempo. Al menos los datos que ofrece China así lo señalan”, afirma. En su opinión, “esto ya se refleja en nuestra vida cotidiana, donde se observa un aumento de divorcios y problemas de pareja tras periodos largos de convivencia como las vacaciones”.

No habrá un ‘Baby boom’

El contexto de baja natalidad y el pesimismo general ya desanimaba a muchosO es que seguramente “no estamos preparados, ni capacitados para convivir con otra persona las 24 horas del día durante varias semanas o meses. Somos animales sociales, pero necesitamos intimidad y espacio personal”, asegura Jordi Isidro Molina, director de Cedipte. En este sentido, el psicólogo Leopoldo Ceballos explica que “todas las parejas que ya se mantenían unidas de una forma precaria, se han enfrentado ahora a la vida en común, que antes se evitaba debido al trabajo, el deporte o la vida social. Son estas las que conviven ahora en una misa casa, intentando soportarse hasta que termine la cuarentena”. Para Rafael San Román, psicólogo de iFeel, aventurar qué va a suceder también es complicado.


“Parejas las hay de todos tipos, y la situación les puede afectar de forma muy distinta. Incluso aquellas que estaban muy consolidadas pueden estar pasando por problemas y parejas que no lo estuvieran se pueden estar afianzando”, explica. Al final, según Marta Sadurní, directora del Laboratori de Vincle Afectiu i Desenvolupament Humà de la Universitat de Girona, lo que determinará el éxito de una pareja es el tipo de vínculo que tengan. “La relación afectiva de base segura hará que la pareja viva el tiempo de confinamiento como un periodo de posible peligro y vulnerabilidad, y eso activará de manera casi automática la necesidad y la capacidad mutua de protección, de cuidado del otro”. Lo que sí es cierto es que las consultas de terapia de pareja han aumentado un poco. “La primera semana de confinamiento se incrementaron mucho, pero después la demanda bajó tanto como había subido, y desde entonces no ha parado de bajar”, dice Ceballos. “Están aumentando, pero es verdad que es una consulta más cara y era más infrecuente”, asegura San Román.

Efectos del confinamiento

Los psicólogos dicen que las consultas de terapia de pareja han aumentado ligeramente A la pregunta de si, después de este largo confinamiento, va a haber un baby boom , Rodríguez responde: “No tengo tan claro que [el confinamiento] afecte positivamente a la tasa de nacimientos. Al menos en nuestro escenario, considerando que se espera mucho tiempo para tener hijos y se tienen cada vez menos, parece poco probable que esta pandemia aumente la natalidad”, ya que está estrechamente unida a “ la incertidumbre económica”. Además, tal como explica la filósofa Mar Rosàs, coordinadora de investigación de la cátedra Ethos de la URL, “ya había muchas personas que habían decidido no tener hijos, porque creen que no es una buena decisión a causa del rumbo que lleva el mundo, y puede que la pandemia refuerce esta decisión”. La psicóloga Gemma Tió se muestra una poco más optimista: “Del mismo modo que la ansiedad perjudica física y psicológicamente a la fertilidad, el estado de tranquilidad y satisfacción que se sentirá una vez recuperada la libertad puede ser la consecuencia de embarazos deseados e incluso no deseados a un nivel racional. La excepción se podría encontrar en parejas que ya tenían el plan previo de ser padres y cuyos ingresos se vean afectados por la situación. En estos casos sería predecible que aplazaran la decisión”. Para Molina, las parejas bien estructuradas son las que tienen más posibilidades de futuros embarazos, pero dependerá de su economía “y de si las medidas de distancia y los protocolos de higiene han afectado a su sexualidad y al contacto cariñoso diario”.


Fuente: La Vanguardia

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